jueves, 19 de marzo de 2009

El Poeta, HERMANN HESSE

Para mí, el solitario, sólo para mí brillan las innumerables estrellas de la noche, la fuente de piedra susurra su mágica canción, y sólo para mí, para mí, el solitario, surcan las sombras coloreadas igual que nubes que deambulasen como sueño sobre el paisaje. No un hogar ni un sembrado, ni bosque o profesión me fueron concedidos, mío es tan sólo lo que no tiene dueño, el arroyo que cae tras el velado bosque, mío el fecundo mar, mío el gorgojeo de los niños que juegan, el dolor y las lágrimas del enamorado solitario en el atardecer. Míos también los templos de los dioses, el venerable bosque del pasado. Y no es menos mi patria en el futuro la iluminada bóveda celeste: Mi alma alza el vuelo a veces con nostalgia para ver el futuro dichoso de los hombres, para ver el amor, vencedor de la ley, amor de pueblo a pueblo. Vuelvo a encontrarme a todos, cambiados con nobleza: al rey, al campesino, al comerciante, al laborioso pueblo de los marineros

Citas de Hermann Hesse

"Hoy sé ya muy bien que nada en el mundo
repugna tanto al hombre
como seguir el camino que lo conduce
a si mismo"

Demian, Hermann Hesse

Quien "no encaja en el mundo " , está siempre cerca de encontrarse a sí mismo

Hermann Hesse.

La vida de todo hombre es un camino hacia sí mismo, la tentativa de un camino, la huella de un sendero. Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo; pero todos aspiran a llegar a serlo, oscuramente unos, más claramente otros, cada uno como puede. Todos llevan consigo, hasta el fin, viscosidades y cáscaras de huevo de un mundo primordial. Alguno no llega jamás a ser hombre, y sigue siendo rana, ardilla u hormiga. Otro es hombre de medio cuerpo arriba, y el resto, pez. Pero cada uno es un impulso de la Naturaleza hacia el hombre. Todos tenemos orígenes comunes: las madres; todos nosotros venimos de la misma sima, pero cada uno –tentativa e impulso desde lo hondo- tiende a su propio fin. Podemos comprendernos unos a otros, pero sólo a sí mismo puede interpretarse cada uno.


Demian, Hermann Hesse